Bienvenido al club de los poetas frustrados,
donde, el dulce aroma de la miel
es tan pobre como un iglú descongelado.
Donde existen versos que erizan la piel
de aquellos que viven arrodillados.
A perderme entre las piernas de alguna,
a acariciar las hienas de las esquinas,
a perder mi vida apostando a la ruleta rusa,
a beber de tu herida y no dejarte propina.
A instaurar nuevos versos, excesos y musas
a traficar con besos, a alquilar las blusas.
Me voy de putas. ¡Joder! ¿No te vale de excusa?
