Hoy me propuse escribir un soneto
y el soneto tomo forma humana,
adornose con sutíl objeto
figura de una bella dama.
El soneto me invadió, me quiso,
y yo tambien lo quise, a ratos
como se quiere a una dama.
Pero arto de mi amor,
con la rebeldia que le caracteriza
decidió dejarme sin voz
y con heridas, que no cicatrizan.
Ese soneto, tan arraigado a mí
no permite el abandono, jamás.
Me acompañará de por vida
y en la muerte,
aunque no lo quiera más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario